Literatura como sol
martes, 3 de agosto de 2010
Un chivo para un amigo
Esta mañana un amigo me dijo que deseaba regalarle un libro a otro amigo. Me alegré de que la literatura siriviera todavía, en estos tiempos de aridez espiritual, para entablar un diálogo y tender puentes. Hablamos de posibles temas, de probables títulos... En fin, tratamos de acertar en el corazón del amigo tanteando en la oscuridad. Mi amigo recordó que en una clase el profesor había hablado con harto entusiasmo de varios libros y que se había detenido principalmente en La fiesta del Chivo. Entonces le di mi opinión: le dije que esta novela de Mario Vargas Llosa es una obra monumental, construida con la pericia de los antiguos arquitectos de sólidas edificaciones, y que su lectura requiere paciencia, cuidado con los detalles y sensibilidad abierta para comprender los conflictos tan humanos y dolorosos de sus personajes centrales, incluido el propio déspota Leonidas Trujillo. Hablamos del protagonista, de su lacerante influencia en los destinos de su país durante tantos años, de todo lo malo que arrastró en su amarga carrera de hombre todopoderoso. Al poco tiempo, entre las premuras de la oficina a la hora del almuerzo, mi amigo tomó la decisión de comprar ese libro. Un buen regalo, sin duda. Pero sobre todo, una excelente oportunidad para recordar los estropicios del autoritarismo.
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